La enfermedad meningocócica es más frecuente en bebés muy pequeños, adolescentes, adultos jóvenes y adultos mayores de 65 años. Los estudiantes universitarios, en particular los de primer año que viven en residencias universitarias y cuarteles militares, están expuestos a un mayor riesgo de contraer enfermedad meningocócica por los serogrupos C e Y en comparación con otros de su misma edad. Si bien ha habido varios brotes de infección por meningococos del serogrupo B en los campus universitarios durante la última década, los estudiantes universitarios no presentan mayor riesgo de contraer la enfermedad meningocócica por serogrupo B.
Es importante que sepas cómo protegerte, porque la enfermedad meningocócica puede ser mortal. Sigue leyendo para obtener más información de la American Academy of Pediatrics sobre esta grave enfermedad, las vacunas seguras y eficaces, y cómo mantenerte sano.
¿Qué es la enfermedad meningocócica?
La enfermedad meningocócica es causada por una bacteria llamada Neisseria meningitides (más conocida como meningococo). Existen diferentes serogrupos (tipos) de meningococos. Los serogrupos A, B, C, W e Y son la causa más frecuente de enfermedad en todo el mundo, mientras que los serogrupos B, C e Y son la causa más frecuente de enfermedad en los Estados Unidos.
Muchas personas son portadoras de estas bacterias en su nariz o su garganta pero nunca se enferman. Sin embargo, en algunas personas, la presencia de estas bacterias en la nariz o la garganta antecede a 2 enfermedades graves: meningococcemia y meningitis. La enfermedad meningocócica puede afectar el torrente sanguíneo (meningococcemia) o el cerebro y la médula espinal (meningitis), y algunas veces afecta tanto el cerebro como el torrente sanguíneo. Puede ser una amenaza para la vida salvo que se diagnostique y trate en forma precoz.
Cada año en los Estados Unidos, alrededor de 1000 personas contraen la enfermedad meningocócica. Si bien puede afectar a cualquier persona, el mayor riesgo lo corren las que tienen entre 15 y 21 años de edad. Además, los estudiantes que ingresan a la universidad y planean vivir en residencias universitarias corren un mayor riesgo de contraer infecciones por meningococos del grupo C e Y que otras personas de la misma edad. Es fácil que las infecciones se propaguen en residencias universitarias llenas de gente o en áreas cerradas donde los estudiantes suelen reunirse a fumar y a beber alcohol.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad meningocócica?
Los síntomas de la enfermedad meningocócica suelen confundirse con otras enfermedades menos graves, como la gripe. Entre los síntomas comunes se incluyen:
- Fiebre (por lo general, por encima de 101,4 ºF [38,6 ºC]).
- Sarpullido plano, que varía entre rosado, rojo y violeta, visible en toda la piel. Sin embargo, el sarpullido es más evidente en la parte inferior de las piernas y pies, y en los antebrazos y las manos.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Dolores musculares generalizados.
- Dolor de cabeza repentino y fuerte.
- Confusión.
- Sensibilidad a la luz.
- Rigidez en el cuello acompañada de dolor de cabeza y sensibilidad a la luz (puede ser una manifestación de la forma de la enfermedad llamada meningitis y jamás debe ignorarse).
Es importante recibir tratamiento médico de inmediato. La meningococcemia o la meningitis pueden empeorar muy rápidamente, aun en pocas horas desde la aparición de los síntomas. Si la infección no se trata, puede ser mortal (hasta un 20 % de los adolescentes mueren) o causar insuficiencia renal, pérdida de audición, amputación de miembros o problemas de por vida en el sistema nervioso.
¿Cómo se trata la enfermedad meningocócica?
La enfermedad meningocócica se trata con antibióticos. Cuando se administran poco después de la aparición de los síntomas, estos antibióticos pueden evitar que la enfermedad empeore.
Debido a que esta infección se transmite a través del contacto directo con otras personas, todos los que hayan estado con alguien a quien se le diagnosticó infección meningocócica deben comunicarse con su médico. En muchos casos, una persona que ha estado en contacto con alguien con infección meningocócica puede recibir un antibiótico para ayudar a prevenir la enfermedad. Lo ideal es administrar este antibiótico dentro de las 24 horas de haber estado expuesto a la persona con infección meningocócica.
¿Existen vacunas que ayuden a prevenir la enfermedad meningocócica?
En los Estados Unidos hay disponibles 3 tipos de vacunas antimeningocócicas que podrían ofrecer protección contra determinados serotipos. Los adolescentes y adultos jóvenes reciben dos tipos de vacunas antimeningocócicas.
- Vacunas antimeningocócicas conjugadas (meningococcal conjugate vaccines, MCV4): aprobadas para su uso en personas de hasta 55 años de edad. Pueden proteger contra los serogrupos A, C, W e Y, o bien, C e Y.
- Vacunas antimeningocócicas contra el serogrupo B (MenB): aprobadas para su uso en personas a partir de los 10 años de edad que presentan mayor riesgo de contraer infecciones por meningococos del serogrupo B. Pueden proteger contra el serogrupo B.
- Vacuna antimeningocócica en base a polisacáridos (meningococcal polysaccharide vaccine, MPSV4): aprobada para su uso en personas de todas las edades, pero no está recomendada para niños menores de 2 años. Puede proteger contra los serogrupos A, C, W e Y.
Tu médico te recomendará el tipo de vacuna que necesitas en función de tu edad y estado de salud, y en caso de que presentes un mayor riesgo de infección.
Estas vacunas son seguras. Sin embargo, pueden presentarse algunos efectos secundarios leves, como enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la inyección o fiebre baja. Generalmente estos síntomas leves desaparecen después de algunos días. En los adolescentes y adultos jóvenes existe el riesgo de que se desmayen después de recibir cualquier vacuna. Los adolescentes que reciban cualquier vacuna antimeningocócica deben quedarse sentados durante unos 15 minutos después de haberla recibido.
¿Qué vacunas se recomiendan para los adolescentes y los adultos jóvenes?
Vacunas antimeningocócicas conjugadas (MCV4)
- Los preadolescentes deben ser vacunados como parte del programa de inmunización de rutina entre los 11 y 12 años de edad y deben recibir un refuerzo a los 16 años.
- Los adolescentes que reciben su primera dosis entre los 13 y los 15 años de edad deben recibir un refuerzo entre los 16 y 18 años de edad o dentro de los 5 años después de haber recibido su primera dosis.
- Los adolescentes que reciben su primera dosis de MCV4 a los 16 años de edad o después no necesitan refuerzo.
- Los estudiantes universitarios de primer año no vacunados o con un esquema de vacunación incompleto que viven en residencias deben recibir 1 dosis de MCV4.
- Los adolescentes no vacunados o con un esquema de vacunación incompleto posiblemente necesiten recibir una dosis de MCV4 si viajan a lugares con altos índices de enfermedad meningocócica, como por ejemplo el norte del África subsahariana, o si van a participar del Hajj.
- Cualquier persona de 2 meses de edad o más con determinadas afecciones médicas, como por ejemplo un bazo dañado o extirpado o una deficiencia persistente de factores del complemento (un trastorno del sistema inmune).
Vacunas contra meningococos del serogrupo B (MenB)
- Adolescentes y adultos jóvenes entre los 16 y 23 años de edad, para proporcionar protección a corto plazo contra las distintas cepas de los meningococos del serogrupo B. La vacunación con MenB es preferible entre los 16 y 18 años de edad.
- Cualquier persona de 10 años de edad o más con determinadas afecciones médicas, como por ejemplo un bazo dañado o extirpado o una deficiencia persistente de factores del complemento (un trastorno del sistema inmune).
Nota: es importante que le informes a tu médico si no te sientes bien, estás embarazada, amamantando o tienes alergias que pueden poner en peligro la vida antes de recibir cualquier vacuna.
Cuídate
Es importante visitar a tu pediatra para tu control anual. Si tienes entre 11 y 12 años de edad, te será beneficioso recibir las vacunas MCV4 y la vacuna contra el papiloma humano (human papillomavirus, HPV). Es posible que necesites un refuerzo de otras vacunas, como por ejemplo las vacunas que previenen la tos ferina, el tétanos y la difteria. En la misma visita, tu pediatra puede aconsejarte sobre cómo mantenerte sano. Tu pediatra también te indicará la aplicación de alguna dosis de refuerzo si fuera necesaria.
Si eres un estudiante que está por comenzar la universidad, aquí te damos algunos consejos de salud.
- Reduce tu riesgo de contraer meningitis disminuyendo tu exposición al cigarrillo, el consumo de alcohol, el exceso de estrés y evitando infecciones de las vías respiratorias superiores. Aunque tú no fumes, estar en un ambiente donde se fuma (humo de segunda mano) también puede aumentar tu riesgo de contraer la enfermedad meningocócica.
- Fortalece tu sistema inmunitario llevando un estilo de vida saludable que incluya suficientes horas de sueño, ejercicio y una dieta equilibrada.
- Evita compartir tus cubiertos y vasos, tápate la boca cuando tosas o estornudes y lávate las manos a menudo.
- Familiarízate con los servicios de salud estudiantiles de tu universidad. Averigua a quién llamar o a dónde ir si te enfermas.
- Recuerda que tu pediatra está disponible para responder cualquier pregunta que puedas tener sobre tu salud. Las personas que aparecen en las fotografías en esta publicación son modelos profesionales. No tienen ninguna relación con los temas tratados. Cualquier personaje que representen es parte de la ficción. La información que se incluye en esta publicación no se debe usar como reemplazo de la asistencia médica y los consejos de tu pediatra. Es posible que el tratamiento que recomiende tu pediatra varíe, sobre la base de hechos y circunstancias individuales.
Disclaimer
Las personas cuyas fotografías se incluyen en esta publicación son modelos profesionales. No tienen ninguna relación con los temas presentados. Todos los personajes representados son ficticios.
La información incluida en esta publicación no debe usarse como reemplazo de la atención médica y los consejos de su pediatra. Es posible que haya variaciones en el tratamiento que su pediatra pueda recomendar de acuerdo a hechos y circunstancias individuales.
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