Hepatitis C

    Updated at March 29th, 2022

    Alrededor de 4 millones de estadounidenses están infectados con el virus de la hepatitis C (HCV, por sus siglas en inglés), y muchos ni siquiera lo saben. Cualquiera puede contraer este virus, incluyendo los niños.

    Todo padre debe estar al tanto del virus de la hepatitis C, puesto que ciertos grupos de niños corren mayor riesgo de contraer la infección. Siga leyendo para conocer más acerca de la hepatitis C, los síntomas de infección, cómo se transmite, efectos a largo plazo y tratamientos.

    ¿Qué es el virus de la hepatitis C?

    El virus de la hepatitis C es un virus que puede causar enfermedad del hígado. Aunque casi todas las personas se recuperan de la fase inicial de infección, hasta un 80% puede desarrollar evidencia de una infección del hígado crónica que puede conducir a problemas mucho más serios del hígado y, posiblemente, la muerte. El virus de la hepatitis C es la causa de aproximadamente 10,000 muertes al año en los Estados Unidos.

    ¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis C?

    La infección con el virus de la hepatitis C por lo común comienza con síntomas parecidos a los de una simple gripe (a pesar de que muchos bebés y niños no muestran ningún síntoma). Algunas personas podrían experimentar uno o más de los siguientes síntomas:

    • Síntomas gripales (dolor de cuerpo, fiebre, diarrea o náuseas)
    • Cansancio extremo
    • Falta de apetito o pérdida de peso
    • Orina de color amarillo oscuro
    • Evacuaciones claras, de aspecto parecido a la arcilla
    • Dolor de estómago, especialmente del lado superior-derecho del abdomen
    • Ictericia (coloración amarillenta de los ojos y la piel)

    Los bebés afectados por la hepatitis C también podrían tener el hígado o el bazo agrandados, crecer más lentamente o dejar de ganar peso.

    Si su hijo(a) tiene algunos de los síntomas de la infección con el virus de la hepatitis C, comuníquese con el pediatra. No olvide contarle si el niño ha estado expuesto a alguien que tenga hepatitis C. Para diagnosticar la infección por hepatitis C, el pediatra examinará a su hijo(a) y analizará la sangre del niño en busca del virus.

    ¿Cómo se transmite la hepatitis C?

    El virus de la hepatitis C no se puede contagiar por tocar, abrazar o besar a alguien. Por lo tanto, los niños que tienen hepatitis C pueden participar en todas las actividades infantiles normales y no deben ser excluídos de centros de cuido o escuelas. Sin embargo, puesto que el virus se puede diseminar a través de contacto con sangre, los padres de niños con hepatitis C deben cerciorarse de que nadie comparta utensilios domésticos tales como cepillos de dientes, máquinas de afeitar, corta-uñas u otros artículos que puedan contener pequeñas cantidades de sangre.

    El virus de la hepatitis C también se puede diseminar a través del contacto sexual. A los adolescentes y adultos jóvenes infectados se les debe aconsejar enfáticamente que se abstengan de tener relaciones sexuales. Si van a tenerlas, deben usar condones de látex para prevenir el contagio del virus. Además, cualquier persona que padezca de hepatitis C debe abstenerse de tomar bebidas alcohólicas, puesto que el alcohol puede acelerar el daño hepático.

    Protección contra la hepatitis C

    Los adultos y adolescentes se pueden proteger de la infección con el virus de la hepatitis C llevando un estilo de vida sano y evitando lo siguiente:

    • Tener relaciones sexuales o contacto sexual con distintas parejas sin protección
    • Consumir drogas (drogas inyectadas, compartir agujas u otros artículos con los que se consumen drogas o aspirar cocaína por la nariz)
    • Mandarse a hacer tatuajes o agujeros en el cuerpo con utensilios que no han sido esterilizados

    ¿Quién corre riesgo de contraer la infección?

    Entre los que corren mayor riesgo de contraer la infección del virus de la hepatitis C, figuran:

    • Cualquiera que haya recibido una transfusión de sangre antes de julio de 1992 o concentrados de factores de coágulación derivados de plasma sanguíneo antes de 1987, particularmente niños prematuros que pudieron haber recibido una o más transfusiones de sangre sin analizar antes de julio de 1992
    • Niños que puedan haber recibido transplantes de órganos sólidos antes de julio de 1992
    • Niños que puedan haber recibido hemodiálisis extendida debido a afecciones renales
    • Niños que han usado drogas callejeras inyectadas
    • Bebés nacidos de madres infectadas con la hepatitis C (Hasta un 5% de estos bebés pueden infectarse también. Esto ocurre al momento del nacimiento y no hay tratamiento que pueda prevenir que esto pase.)
    • Niños que tienen evidencia de enfermedades del hígado (hepatitis) pero que no han sido infectados con el virus de hepatitis A ni de hepatitis B
    • Niños adoptados de madres que puedan haber estado en riesgo de contraer la hepatitis C (ejemplo: usuarios de drogas intravenosas)
    • Cualquiera que haya tomado las medicinas llamadas Gammagard o Polygam entre abril de 1993 y febrero de 1994

    La buena noticia es que los bebés infectados con el virus de la hepatitis C al momento de nacer a menudo permanecen sanos durante sus primeros años de vida. Sin embargo, se necesitan más estudios para averiguar si estos bebés tendrán problemas derivados de la infección a medida que crecen. Ciertas investigaciones también muestran que las madres infectadas con el virus de la hepatitis C pueden seguir amamantando a sus hijos sin correr riesgo de causarle daño a sus bebés.

    ¿Cuáles son los efectos a largo plazo de la hepatitis C?

    En algunos niños, la infección con el virus de la hepatitis C puede conducir a enfermedad del hígado persistente en forma de cirrosis o cicatrices del hígado. La cirrosis ocurre cuando las células hepáticas mueren y son reemplazadas por tejido cicatrizado y grasa. Con el tiempo, el hígado deja de funcionar y es incapaz de remover los desperdicios del cuerpo. Los bebés que desarrollan cirrosis del hígado debido a hepatitis C crónica podrían necesitar un transplante de hígado para sobrevivir. Los niños infectados con el virus de la hepatitis C también corren riesgo de desarrollar otras enfermedades hepáticas serias, incluyendo cáncer del hígado.

    ¿Cómo se trata la hepatitis C?

    Existen diversas medicinas para adultos que han contraído la infección con el virus de la hepatitis C, pero ninguna ha sido aprobada para su uso en niños. A veces se recetan suplementos vitamínicos y a muchos bebés infectados se les da fenobarbital, una droga usada para controlar las convulsiones, que a su vez estimula la función del hígado. También podrían recomendarse fórmulas infantiles que contienen grasas más fáciles de digerir que las de aquellas fórmulas regulares. Los niños que ya sufren de daño hepático debido a la infección con el virus de la hepatitis C, deben ser atendidos por un gastroenterólogo o hepatólogo pediátrico que tenga experiencia en tratar trastornos del hígado.

    Hay tratamientos esperanzadores a la vista. Recientes avances médicos podrían resultar en la evaluación de varias drogas nuevas para combatir la hepatitis C en el curso de los próximos años.

    Vivir con la infección de la hepatitis C

    La gente que padece de hepatitis C a menudo vive muchos años sin tener síntomas. Muchos no saben que tienen la enfermedad sino hasta que comienzan a tener síntomas de problemas hepáticos más avanzados. Los niños y adolescentes contagiados con hepatitis C deben ser vacunados contra hepatitis A y hepatitis B, puesto que la infección con esos otros virus de hepatitis hará que la infección por hepatitis C sea mucho más grave. Hasta el momento, no existe una vacuna para prevenir la hepatitis C.

    Científicos médicos están trabajando intensamente en el desarrollo de medicinas que ayuden a la gente que padece de hepatitis C. Entérese bien sobre la enfermedad y oriente a su hijo(a) a llevar un estilo de vida sano. Así lo ayudará a protegerse del virus de la hepatitis C.

    Si sospecha que su hijo o adolescente tiene hepatitis C o ha estado expuesto al virus, hable con el pediatra.

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