La disciplina y su hijo

    Updated at March 26th, 2022

    ¿Cómo ayudar a su hijo a aprender a comportarse? ¿Qué hace cuando su hijo no lo escucha?

    Esta es una guía de orientación general sobre disciplina eficaz de la American Academy of Pediatrics. (La información se aplica a los niños de ambos sexos; sin embargo, para facilitar su lectura se usa el pronombre él a lo largo de esta publicación).

    La diferencia entre disciplina y castigo

    Muchos padres creen que la disciplina y el castigo son lo mismo, pero son bastante diferentes.

    • Disciplina es, simplemente, la forma en que ayudamos a un niño a aprender a comportarse. En su centro, la disciplina eficaz y saludable empieza con la enseñanza de buenos comportamientos y diciéndole al niño cuando hace las cosas bien.
    • Castigo es algo negativo, desagradable, que ocurre cuando se rompen las reglas. El castigo, una pequeña parte de la disciplina, corrige la mala conducta de un niño sin recurrir a los golpes o a la humillación.

    Comience temprano

    Tal vez no se dé cuenta, pero puede ayudar a aprender buenos comportamientos desde el momento en que nace. Por ejemplo, cuando responde a los llantos de su bebé, aprende que usted está ahí, que puede contar con usted y confiar en usted. Sus respuestas enseñan a su hijo todo acerca del amor.

    Una vez que el bebé empieza a gatear y a caminar, la seguridad es un factor fundamental de la disciplina. El primer paso es crear un entorno seguro. Por ejemplo, guarde los productos químicos del hogar, como el detergente, medicamentos y elementos frágiles fuera del alcance de su hijo. Tomar esta simple medida hace que sea más fácil limitar la frecuencia con la que necesita poner límites al acceso de las cosas.

    También es importante durante esta etapa la supervisión adicional. Por ejemplo, si su hijo intenta tocar una estufa caliente, levántelo en brazos, dígale con firmeza "No, caliente", y ofrézcale en cambio un juguete para que juegue. Tal vez no lo entienda al principio, pero después de algunas semanas aprenderá.

    A alrededor de los 18 meses de edad, su hijo intentará aprender las reglas. Esto significa, por supuesto, que probará los límites, en especial cuando se trate de una regla nueva. Tal vez incluso parezca que su hijo rompe las reglas a propósito. No obstante, al romper las reglas, su hijo de hecho aprende lo que significan las reglas.

    Si mantiene la coherencia de las reglas, su hijo aprenderá con más facilidad. Decida cuáles serán las reglas y cíñase a ellas. Explique las reglas de un modo sencillo que su hijo pueda entender. Después de decir "No", explique a su hijo lo que espera que haga en cambio. Por ejemplo: "No, caliente. No te acerques a la estufa". También puede seguir ofreciendo distracciones. Recuerde que uno de sus trabajos como padre o madre es evitar que su hijo se lastime y asegurarse de que no cause daño a los demás.

    Cómo evitar las luchas de poder

    Aquí le damos consejos que pueden ayudarlo a evitar las luchas de poder con su hijo.

    Las nalgadas y las palabras hirientes lastiman y no funcionan. Le explicamos por qué.

    La declaración de política "Effective Discipline to Raise Healthy Children" (Disciplina eficaz para criar niños sanos) de la American Academy of Pediatrics (AAP) resalta por qué es importante enfocarse en enseñar buenas conductas en vez de castigar las malas conductas. La investigación muestra que las nalgadas, las bofetadas y demás formas de castigo físico no sirven para corregir la conducta de un niño. Lo mismo es cierto cuando se grita o humilla a un niño. Más allá de no ser eficaces, los castigos físicos y verbales duros pueden perjudicar la salud física y mental del niño a largo plazo.

    • El ciclo malsano del castigo físico. La AAP recomienda a padres y cuidadores no aplicar castigos físicos a los niños. En vez de enseñarles responsabilidad y autocontrol, los castigos físicos suelen aumentar la agresividad y la ira en los niños. Un estudio de niños nacidos en 20 ciudades grandes de EE. UU. reveló que las familias que empleaban castigos físicos quedaron atrapadas en un círculo vicioso: cuanto más golpeaban a los niños, más se portaban mal posteriormente, lo que generaba más golpes como respuesta. Los efectos de los castigos físicos también se pueden sentir más allá de la relación entre padres e hijos, porque enseña que está bien hacer daño a alguien si uno se siente frustrado, incluso con las personas que amas. Es más probable que los niños golpeados les peguen a otras personas cuando no obtienen lo que quieren.
    • Cambios duraderos. El castigo físico aumenta el riesgo de lesiones, en especial entre niños menores de 18 meses, y podría dejar otras marcas mensurables en el cerebro y el cuerpo. Los niños golpeados muestran niveles más altos de hormonas relacionadas con estrés tóxico. El castigo físico también podría afectar el desarrollo cerebral. Un estudio reveló que los adultos jóvenes que habían sufrido castigos físicos en la infancia reiteradamente usaban menos la parte del cerebro involucrada con el autocontrol. Además, tenían puntajes de pruebas de coeficiente intelectual más bajos como jóvenes adultos que los integrantes del grupo de control.
    • Las palabras lastiman. Se ha descubierto que gritar a los niños y usar palabras que causen dolor emocional o vergüenza también es ineficaz y nocivo. La disciplina verbal hiriente, incluso por parte de padres que, por lo demás, son cálidos y cariñosos, puede provocar más malas conductas y problemas mentales en los niños. Las investigaciones muestran que la disciplina verbal dura, que se torna más común a medida que los niños crecen, podría provocar más problemas de conducta y síntomas de depresión en los adolescentes. Recuerde que las afirmaciones como "Mira esta habitación... ¡sé que puedes hacerlo mejor!" transmiten amor y corrección y son mucho más eficaces que "¡Eres un cochino!".
    • Sea consciente de lo que su hijo puede y no puede hacer. Los niños se desarrollan a distintos ritmos. Tienen distintas fortalezas y debilidades. Cuando su hijo se porta mal, tal vez se deba a que simplemente no puede hacer lo que usted pide o que no entiende lo que espera que haga.
    • Preste atención a los sentimientos de su hijo. Por ejemplo, dígale: "Sé que te sientes triste porque tu amigo se va, pero de todos modos tienes que recoger los juguetes". Esté atento a las ocasiones en las que las malas conductas tienen un patrón, como p. ej. cuando su hijo sienta celos. Hable con su hijo sobre esto en vez de simplemente aplicar consecuencias.
    • Ofrezca opciones cuando sea posible. Esto ayuda a establecer límites y de todos modos dar cierta independencia a su hijo. Por ejemplo, diga: "¿Te gustaría usar la camisa roja o la azul?".
    • Convierta a la buena conducta en un juego. Es más probable que su hijo aprenda si convierte el aprendizaje en algo divertido. Por ejemplo, diga: "Hagamos una carrera a ver quién se pone primero el abrigo".
    • Planifique de antemano. Si sabe que determinados eventos o salidas siempre causan problemas, prepare a su hijo. Con anticipación, explíquele la conducta esperada y lo que pasará si se porta mal. Asegúrese de que escuche sus sugerencias y lo que se espera de él.
    • Elogie la buena conducta. Cuando su hijo se esté portando bien, ¡dígaselo! No tiene que ser complicado; simplemente diga: "Gracias por venir en seguida" y abrácelo. Hágalo a menudo, en especial cuando su hijo es pequeño.
    • Enseñe todos los pasos. Las instrucciones y elogios vagos no ayudan al niño a aprender lo que tiene que hacer. En cambio, señale una conducta específica. Por ejemplo, diga: "Recoge toda la ropa del piso de la habitación y ponla en el cesto", en vez de "Limpia tu cuarto".
    • Use afirmaciones, no preguntas. Plantear una regla con forma de pregunta tal vez parezca de buenas maneras, pero da a su hijo la posibilidad de decir que no. Lo mejor es decir lo que quiere decir y ceñirse a eso. Por ejemplo, diga: "Es hora de guardar los juguetes", en vez de "¿Puedes guardar los juguetes ahora?". Ofrecer opciones tales como "Guarda los juguetes en la caja o en una bolsa" permite que su hijo se sienta a cargo a la vez que hace lo que usted quiere que haga.
    • Pónganse de acuerdo sobre las reglas. Es importante para padres y cuidadores ponerse de acuerdo respecto a las reglas y la disciplina. Si no están de acuerdo, háblenlo cuando no estén con el niño. Los niños pequeños se confunden cuando los padres y otros adultos tienen distintas reglas. Además, trate de asegurarse de que sus reglas no cambien de un día para otro. Si las reglas son siempre las mismas, son fáciles de aprender. Los niños pueden confundirse cuando hay demasiados cambios.

    Qué hacer cuando su hijo no lo escucha

    Por supuesto, es imposible evitar problemas en todo momento. Tarde o temprano, su hijo lo pondrá a prueba. Es la forma que tiene el niño de averiguar cuáles son realmente los límites.

    Cuando su hijo no escuche, pruebe los siguientes métodos:

    • Consecuencias naturales. Estas son ocasiones en las que tendrá que dejar que su hijo vea lo que pasará si no se porta bien (siempre y cuando eso no lo ponga en peligro). Por ejemplo, si su hijo sigue tirando las galletas al piso a propósito, pronto se quedará sin galletas para comer. Si tira su juguete y lo rompe, no podrá jugar con él. Cuando use este método, no ceda y vaya al rescate de su hijo (p. ej. dándole más galletas). Su hijo aprenderá mejor cuando aprenda por sí mismo. No tardará mucho en aprender las consecuencias naturales.
    • Consecuencias lógicas. En ocasiones tendrá que intervenir y crear una consecuencia. Por ejemplo, dígale que si no recoge los juguetes, usted los guardará por el resto del día. O puede decir: "Hay que guardar los juguetes, así que podemos hacerlo juntos algunas veces. Pronto podrás hacerlo tú solo". Cuando use este método, es importante que lo que diga sea en serio. Tiene que estar preparado para cumplir inmediatamente con lo dicho. No grite: simplemente sea firme y responda con tranquilidad. Otro ejemplo que ocurre a menudo es que los niños pequeños (de entre 2 y 4 años) a menudo derraman leche u otro líquido en el piso mientras miran directamente a sus padres. Muchos padres preguntan: "¿Derramaste la leche?" o le gritan al niño, y lo habitual es que el niño diga "No". Puede en cambio decir con voz firme: "Derramaste la leche. Eso ensucia el piso. No vuelvas a hacerlo. Aquí tienes unas toallas. Vamos a limpiarlo juntos". Está bien dar ejemplo del comportamiento siempre y cuando el niño se una a usted para resolver el problema.
    • Retención de privilegios.Esto es cuando dice a su hijo que si no colabora, tendrá que renunciar a algo que le gusta. Aquí nombramos algunas cosas a tener en cuenta cuando aplique esta técnica.
      • Nunca le quite a su hijo algo que realmente necesite, como comida.
      • Elija algo que su hijo valore, relacionado con la mala conducta.
      • En el caso de niños menores de 6 o 7 años, la retención de privilegios funciona mejor si se hace de inmediato. Por ejemplo, si el niño se porta mal por la mañana, no le diga que no podrá mirar televisión por la noche. Hay demasiado tiempo entre una y otra cosa y probablemente no pueda vincular la conducta con la consecuencia.
      • Asegúrese de seguir con la retención de privilegios si el niño no colabora.
    • Tiempo fuera o tiempo para calmarse. Esta es una técnica que funciona bien cuando se rompe una regla específica. Funciona mejor para los niños de entre 2 y 5 años de edad y se puede usar durante toda la infancia. Siga estos pasos para implementar un tiempo fuera o para calmarse que funcione.
    1. Fije las reglas de antemano. Decida cuáles dos o tres conductas harán que implemente el tiempo fuera y explíqueselo a su hijo. Probablemente tenga que repetir esto a menudo.
    2. Elija un sitio donde pasar el tiempo fuera. Debe ser un sitio aburrido sin distracciones, como una silla. Recuerde que el objetivo principal es separar al niño del resto de las cosas y permitirle parar y calmarse. (Tenga en cuenta que los baños pueden ser peligrosos y los dormitorios deben ser un lugar seguro para dormir, no para las penitencias).
    3. Empiece el tiempo fuera. Dé a su hijo una advertencia, salvo que la mala conducta sea una agresión. Si vuelve a ocurrir, mándelo inmediatamente al sitio establecido para el tiempo fuera. Dígale lo que hizo mal, en la menor cantidad posible de palabras y con el menor grado de emoción que pueda. Si su hijo no va inmediatamente al sitio por sí mismo, cárguelo y llévelo. Si no se queda en el lugar, párese detrás del niño y sosténgalo con suavidad. Luego, sin hacer contacto visual, dígale: "Estás aquí porque tienes que esperar el tiempo fuera". No hable más del tema. No responda a los ruegos, las promesas, las preguntas, las excusas ni los arrebatos. Seguramente necesite un par de tiempos fuera antes de que aprenda a cooperar y opte por sentarse en silencio.
    4. Ponga un límite de tiempo. Una vez que su hijo se pueda sentar tranquilamente, ponga un cronómetro para que sepa cuándo se termina el tiempo fuera. Una regla de oro es 1 minuto de tiempo fuera por cada año de edad de su hijo (por ejemplo, un niño de 4 años deberá tener 4 minutos de tiempo fuera). Pero incluso 15 segundos suelen funcionar. Si el niño se pone fastidioso, reinicie el cronómetro. Espere a que su hijo se quede quieto y tranquilo antes de volver a programar el cronómetro. O dígale al niño que puede salir del sitio del tiempo fuera cuando esté listo para portarse mejor.
    5. Reinicio de actividades. Cuando haya pasado el tiempo, ayude a su hijo a volver a jugar. No le dé sermones ni le pida que se disculpe. Recuérdele que lo ama. Si tiene necesidad de hablar sobre su conducta, espere hasta más tarde.
    • Solución y elección del niño. Esta es una técnica que pone a su hijo en la posición de ser responsable. Le enseña al niño que puede tomar mejores decisiones. Además, la técnica incorpora cualquier consecuencia que elija a un plan de acción.
    1. Tenga una charla con su hijo. Haga 2 preguntas. Pregunte en primer lugar: "Veo que (describa lo que vio que ocurrió)". Su hijo se sorprenderá porque no está enojado y tendrá curiosidad sobre lo que ocurrirá después. En segundo lugar pregunte: "Creo que lo hiciste porque (describa lo que usted supone que causó el comportamiento de su hijo, que suele ser lo correcto)".
    2. Pregunte a su hijo qué podría hacer si volviera a ocurrir lo mismo. Esta es la parte fundamental de la enseñanza, porque su hijo es ahora parte de la solución. Es importante no decir nada después de hacer esta pregunta. Permita que su hijo reflexione sobre la pregunta, que pondere las opciones y que piense en una solución. Este proceso enseña mejor una regla que cualquier consecuencia: hace que el problema y la solución sean responsabilidad de su hijo y no suya.
    3. Cree un recordatorio visual. Anote en un papel o un afiche las malas conductas clave. Si lo desea, puede hacer dibujos. Luego, cree un diagrama con 2 caminos. Un camino es el que seguirá si su hijo elige su mejor idea, y el otro es el que seguirá si se rompe la regla y conducirá a una consecuencia previamente acordada entre usted y su hijo. Si su hijo repite la mala conducta, usted podrá señalar el afiche y decir, de manera muy neutral: "Veo que elegiste este camino". El recordatorio visual muestra a su hijo que hizo su propia elección y que la consecuencia no es elección suya.

    Dé el ejemplo.

    Decirle a su hijo cómo comportarse es una parte importante de la disciplina, pero mostrarle cómo comportarse es aún más efectivo. Los niños aprenden mucho sobre el temperamento y el autocontrol observando a sus padres y a otros adultos. Si ven a los adultos siendo amables entre sí, aprenderán que así es como hay que tratar a los demás. Así es como los niños aprenden a actuar respetuosamente.

    Si no maneja bien la situación la primera vez, intente no preocuparse. Piense en lo que podría haber hecho diferente e intente hacerlo la próxima vez. Si siente que cometió un verdadero error en la crispación del momento, espere a calmarse, pida disculpas a su hijo y explíquele cómo manejará la situación en el futuro. Asegúrese de mantener su promesa. Esto brinda a su hijo un buen ejemplo de cómo recuperarse de los errores.

    Recuerde

    Tenga en cuenta que enseñar a los niños buena conducta requiere tiempo, paciencia y una actitud cariñosa. Cada niño es diferente y los padres pueden averiguar qué técnica de disciplina funciona mejor con sus hijos. Puede que en ocasiones parezca que nada de lo que hace funciona, por lo que es importante que recuerde que no fracasó. Los pediatras hablan en todo momento con los padres sobre la conducta de los niños. Si tiene preguntas o inquietudes sobre la conducta de su hijo, anótelas y lléveselas al médico del niño en la siguiente visita. No obstante, si necesitara ayuda antes, llame al médico de su hijo antes de la fecha de su próxima visita.

    Disclaimer

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    Translation of Discipline and Your Child

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