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    TEA—Acerca de los medicamentos y los tratamientos integrativos, complementarios y alternativos

    Updated at March 24th, 2022

    El tratamiento de los niños con trastorno del espectro autista o TEA (ASD, por sus siglas en inglés) a menudo implica un programa integral que aborda la educación, el desarrollo y la conducta del niño. Continúe leyendo para obtener más información de la American Academy of Pediatrics sobre los distintos tratamientos para el TEA, inclusive medicamentos y tratamientos alternativos.

    Medicamentos

    No se ha demostrado que los medicamentos cambien o mejoren los síntomas centrales del TEA; sin embargo, pueden ser útiles para tratar los síntomas que afectan el funcionamiento diario y la capacidad de un niño de progresar en el desarrollo.

    Los medicamentos pueden ser útiles cuando los comportamientos interfieren en el progreso del programa de intervención de un niño. Dichos comportamientos pueden incluir hiperactividad, falta de atención, irritabilidad, agresividad, autoagresión, comportamientos repetitivos, alteraciones del estado de ánimo, ansiedad, y comportamientos relacionados con cuestiones GI o con problemas para dormir. En ocasiones se evalúa el uso de medicamentos cuando se considera que estos síntomas de comportamiento interfieren en el aprendizaje, la socialización, la salud y la seguridad, o la calidad de vida, y además no responden adecuadamente a los tratamientos del comportamiento. En ocasiones, los medicamentos pueden ser necesarios como intervención de primera línea, cuando la seguridad de los demás o del niño está en peligro. A veces, un niño puede tener un diagnóstico adicional, como depresión o trastorno convulsivo, que se puede tratar con medicamentos.

    Los tipos de medicamentos utilizados más comúnmente incluyen los antipsicóticos atípicos o de segunda generación (como la risperidona y el aripiprazol), los estimulantes (como el metilfenidato y la dextroanfetamina), los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (como la fluoxetina), los agonistas adrenérgicos α 2 (como la clonidina y la guanfacina), los medicamentos para inducir el sueño (como la melatonina y la trazodona) y determinados medicamentos anticonvulsivos.

    La risperidona y el aripiprazol son los únicos 2 medicamentos que están aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA) de los Estados Unidos para el tratamiento de los problemas de la irritabilidad (agresión, berrinches, o autoagresión) en niños con TEA. Ambos medicamentos se encuentran en una clase conocida como antipsicóticos atípicos. La risperidona ha sido aprobada para su uso en niños y adolescentes con TEA de 5 a 16 años, y el aripiprazol ha sido aprobado para su uso en niños y adolescentes con TEA de 6 a 17 años. Estos medicamentos no han demostrado mejorar los síntomas centrales del autismo, incluyendo la comunicación social y el comportamiento repetitivo y estereotipado. Los niños tratados con estos medicamentos deben ser controlados detenidamente para detectar posibles efectos secundarios como sedación, aumento de peso excesivo, hiperglucemia (nivel alto de glucosa en la sangre [azúcar en la sangre]) y crispaciones anormales de la cara o la parte superior del cuerpo.

    Antes de comenzar a administrarle un medicamento a un niño, es importante buscar factores médicos que pudieran causar o contribuir al comportamiento. Por ejemplo, el niño puede tener una fuente médica de malestar oculta, como estreñimiento o una infección de oído, que esté causando la perturbación. También puede haber factores ambientales, como cambios en las rutinas escolares, que están alterando al niño y causando arrebatos problemáticos. Un FBA puede ayudar a determinar la causa de los comportamientos problemáticos nuevos y a tomar decisiones sobre los medicamentos.

    En los últimos años, se han realizado estudios más grandes y mejor diseñados para determinar qué medicamentos son útiles para los niños con TEA y problemas de comportamiento asociados. Por ejemplo, varios estudios han demostrado que la risperidona es muy eficaz para el tratamiento de las rabietas, la agresividad o el comportamiento autoagresivo en niños con TEA. La melatonina puede ser útil para regular el sueño. Para usar medicamentos, los médicos se guían por los estudios de investigación realizados no solo con niños y adultos con TEA, sino también con trastornos relacionados como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (attention-deficit/hyperactivity disorder, ADHD), el trastorno obsesivo compulsivo, la depresión y la ansiedad. Si también hay síntomas de estos trastornos en un niño con TEA, se podrían considerar los estimulantes, los antidepresivos, los ansiolíticos y otros medicamentos, siempre que las estrategias de comportamiento por si solas no presenten buenos resultados.

    Siempre es importante considerar los posibles beneficios y efectos secundarios cuando se toma una decisión sobre un tratamiento. Dichas decisiones se toman mejor en colaboración con los médicos, terapeutas, docentes y, lo más importante, con los padres. Es mejor basarse en más de una fuente de información en lo que respecta a la eficacia de los diversos medicamentos utilizados comúnmente en los niños con TEA, porque ningún medicamento ha sido plenamente útil en todos los pacientes.

    Los comportamientos que se desea lograr deben ser medidos o evaluados para determinar qué efecto está teniendo el medicamento, y es muy importante controlar la presencia de efectos secundarios. Debe modificarse solamente un medicamento o tratamiento por vez. Con frecuencia, debe ajustarse la dosis del medicamento según los resultados que se estén observando y los efectos secundarios que se estén presentando. Solamente se continúa usando un medicamento si sus beneficios superan cualquier efecto negativo. Si bien pocos medicamentos mejoran las destrezas lingüísticas y sociales de manera directa, los objetivos de la mayoría de los medicamentos son permitir que el niño se beneficie más plenamente de las intervenciones educativas y de comportamiento, sea incluido en entornos con niños con desarrollo típico, mejore su independencia funcional, y tenga una mejor calidad de vida.

    Tratamientos con medicina integrativa, complementaria y alternativa

    Los tratamientos más eficaces para el TEA incluyen un programa integral e intensivo de terapias educativas, del desarrollo y del comportamiento. Sin embargo, el progreso puede ser lento, y como los investigadores no han podido explicar qué causa el TEA, muchas familias pueden probar tratamientos que tal vez no hayan sido estudiados científicamente. Estos tipos de tratamientos se llaman tratamientos con medicina integrativa, complementaria y alternativa (integrative, complementary and alternative medicine, ICAM). Cuando los tratamientos ICAM se incluyen en la atención médica convencional, a menudo se los llama medicina integrativa.

    Muchas familias se informan sobre estos tratamientos en Internet, en libros y revistas, y por otros padres de niños con TEA. Puede ser difícil saber qué tratamientos tienen respaldo científico y cuáles no. Es importante comprender todos los beneficios y riesgos potenciales de cualquier tratamiento seleccionado. Algunos tratamientos naturales pueden tener efectos secundarios graves. Los padres deben hablar con el pediatra de su hijo sobre usar tratamientos ICAM.

    La popularidad de las intervenciones con ICAM varía con el tiempo, según la disponibilidad de profesionales en una determinada región y la cobertura por parte del seguro o la oferta por parte de las escuelas, que suelen ser ocasionales. Los siguientes tratamientos son populares en la actualidad.

    Tratamientos con ICAM biológica

    Suplementos nutricionales (dietarios). Los suplementos se utilizan para muchos trastornos además del TEA, porque las familias asumen que provocan menos efectos secundarios que los medicamentos recetados y son un tratamiento natural. Los suplementos nutricionales no son controlados por la FDA de EE. UU., por lo que la concentración del ingrediente activo puede variar de una marca a otra o de un lote a otro. Además, las etiquetas de los suplementos no siempre incluyen información sobre las dosis adecuadas para niños. Una dosis para adultos puede causar efectos secundarios en un niño.

    Se podrían producir efectos secundarios debido a los suplementos, inclusive efectos secundarios que pueden ser tóxicos. Ejemplos de los efectos secundarios incluyen cosquilleo en las manos (vitamina B 6 ), síntomas GI, irregularidades cardíacas (magnesio), sarpullido y aumento de la presión alrededor del cerebro (vitamina A). No se han realizado estudios científicos para analizar los efectos tóxicos del uso de suplementos vitamínicos a largo plazo en niños pequeños. Se debe informar al pediatra si un niño está tomando suplementos nutricionales.

    Cambios dietarios. Los cambios en la dieta son otro enfoque natural para el tratamiento de muchas afecciones crónicas. Algunas familias piensan que una dieta sin gluten (trigo) y sin caseína (leche) puede ayudar a contrarrestar los síntomas del TEA. Esto se basa en la teoría de que algunos niños con TEA pueden tener “intestinos permeables” que permiten que algunas proteínas parcialmente digeridas empeoren los síntomas del TEA. No existe evidencia que respalde la teoría del intestino permeable o que esta dieta mejore los síntomas de TEA. Sin embargo, si los síntomas GI mejoran al eliminar determinados alimentos, el comportamiento general también podría mejorar. Los niños con TEA y síntomas GI podrían tener enfermedad celíaca (intolerancia al gluten) o intolerancia a la lactosa (incapacidad para digerir los azúcares de la leche). Los niños que tienen diarrea u otros síntomas GI significativos deben ser evaluados por su pediatra. Antes de probar esta intervención en la dieta, la familia debe hablar con el pediatra del niño y tal vez con un nutricionista. Si se eliminan los productos lácteos, se deben proporcionar cantidades adecuadas de calcio, vitamina D y proteínas en otros alimentos. Los sustitutos de la leche vegetales o a base de frutos secos quizás no sean nutricionalmente equivalentes a la leche.

    Medicamentos recetados o de venta libre. En ocasiones, los tratamientos nuevos incluyen medicamentos (recetados o de venta libre) que se usan comúnmente con otros objetivos. En el caso de los medicamentos recetados, esto se denomina uso sin autorización o uso no aprobado por la FDA de EE. UU.

    Un ejemplo es la secretina, una hormona intestinal que se conoció en 1998 como un posible tratamiento para los comportamientos provocados por los TEA. Se han realizado muchos estudios científicos y no se ha podido probar que la secretina sea eficaz como tratamiento para el TEA.

    El sistema inmunitario es otro foco de tratamiento médico, para el que se usan medicamentos sin autorización para reducir la inflamación o la proliferación de bacterias, virus o levaduras. Cada uno de estos tratamientos tiene su propio riesgo de efectos secundarios, que deben tenerse en cuenta considerando las pruebas limitadas que respaldan su uso. Si bien los probióticos pueden ser beneficiosos para algunos problemas GI, no se ha evaluado el uso de probióticos u otros tratamientos para incrementar la microflora intestinal específicamente para el tratamiento de los síntomas del comportamiento. Los padres deben informarle a su pediatra si su hijo está tomando cualquiera de estos medicamentos o suplementos. Si bien puede haber factores inmunitarios involucrados en la causa de algunos casos de TEA, en este momento no existe evidencia científica suficiente para respaldar estas modalidades de tratamiento del TEA.

    Se ha sugerido que el mercurio del conservante llamado timerosal en algunas vacunas puede causar TEA. El timerosal se eliminó de las vacunas infantiles estándar en los Estados Unidos en el año 2000. En 2004, el Instituto de Medicina concluyó que no existe ninguna prueba de que el timerosal cause TEA, ya que no hubo diferencias en la tasa de TEA entre los niños que recibieron y no recibieron vacunas con timerosal. Desde ese momento, los estudios no han identificado una conexión entre las vacunas y el TEA.

    A pesar de la falta de pruebas, algunos profesionales siguen respaldando el uso de determinados medicamentos para quelar (extraer) metales como el mercurio. Los medicamentos utilizados para la quelación no están aprobados por la FDA de EE. UU. para el tratamiento del TEA, y actualmente no se recomiendan para su uso general. También pueden eliminar los metales necesarios para el funcionamiento corporal. La quelación puede ser peligrosa y podría incluso resultar en lesiones graves o muerte.

    Otro tratamiento controversial para el TEA es la terapia con oxígeno hiperbárico. El respaldo científico para esta intervención sigue siendo débil.

    Tratamientos con ICAM no biológico

    Entrenamiento de integración auditiva. Los niños con TEA que reciben entrenamiento de integración auditiva (AIT) son condicionados para tolerar determinados sonidos escuchando música filtrada en una cabina acústica dos veces por día durante un determinado período (generalmente 2 a 4 semanas). No existe evidencia de que el AIT mejore los síntomas centrales del autismo.

    Comunicación facilitada. La comunicación facilitada involucra a una segunda persona (el facilitador) para ayudar al niño con TEA a señalar letras o palabras en una tabla de comunicación, o a escribir tomando la mano del niño o sosteniendo su brazo. Los estudios científicos han demostrado que la comunicación facilitada es mayormente una función de los pensamientos y las actividades del facilitador, y no representa realmente los pensamientos o los sentimientos de un niño con TEA.

    La comunicación facilitada es distinta de la comunicación alternativa y aumentativa, en la que se introducen libros con imágenes o tablas portátiles que contienen palabras, números y letras o dispositivos electrónicos (algunos de ellos generadores del habla) con el objetivo de lograr el uso independiente para la comunicación por parte de una persona con TEA. La comunicación aumentativa puede ser útil para aprender a comunicarse.

    El tratamiento, ya sea convencional o con ICAM debe ser controlado adecuadamente. Los padres deben informar al pediatra sobre todos los tratamientos que su hijo esté usando. Las familias deben trabajar en estrecha colaboración con el pediatra de su hijo y el equipo de intervención para:

    • Determinar los síntomas o comportamientos específicos que esperan modificar o mejorar con cualquier tratamiento.
    • Determinar una forma de controlar estos síntomas o comportamientos (por ejemplo, puntuaciones diarias).
    • Reunir datos iniciales antes de comenzar el tratamiento.
    • Continuar reuniendo datos cuando comienza el tratamiento.
    • Continuar reuniendo datos durante el tiempo suficiente para contemplar los cambios externos (por ejemplo, un niño enfermo, un cambio en la organización familiar).
    • Contar con un observador “ciego” que también reúna datos (como un terapeuta que no sabe del cambio en el tratamiento), de ser posible.
    • Hacer solamente un cambio en el tratamiento a la vez.

    Para obtener más información, visite HealthyChildren.org.

    Adapted from the American Academy of Pediatrics patient education booklet, Understanding Autism Spectrum Disorder (ASD). La información que se incluye en esta publicación no se debe usar como reemplazo de la asistencia médica y los consejos de su pediatra. Es posible que existan variaciones en el tratamiento que su pediatra pueda recomendar de acuerdo con los hechos y circunstancias individuales.

    Translation of ASD—About Medicines, and Integrative, Complementary, and Alternative Treatments

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